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Los Ordenes del Amor según Bert Hellinger

Los Ordenes del Amor

El concepto principal en las Constelaciones familiares son los órdenes del amor.

“Con amor, solo con amor, no basta. Tiene que estar en orden”  Bert Hellinger

El amor no es suficiente para el éxito y la felicidad en la vida, el amor no basta. ¿Cuántas personas aman profundamente a su pareja pero las diferencias irreconciliables los avocan a la ruptura y no pueden seguir juntos?

¿Cuántos padres aman a sus hijos con toda el alma, les dan lo mejor de sí y ven cómo estos hijos se pierden en comportamientos autodestructivos?

El amor es como el agua, que sin un cauce o un recipiente que lo contenga, se desparrama.

Hay tres leyes que le dan ese orden, ese cauce, esa contención al amor, para que fluya riegue la tierra y la fructifique en vez de perderse.

La primera ley del orden es la pertenencia. Todos por nacimiento pertenecemos a una familia y existe un alma común para todos los miembros del sistema familiar, que anhela estar completa. Si por algún motivo se excluye a alguien, el sistema reacciona y un miembro de una generación posterior se verá afectado por ese hecho. 

¿Y cómo se excluye a alguien del sistema? Cuando le cerramos el corazón, cuando ya no lo consideramos parte de la familia.

 A veces por vergüenza se rechaza a la persona que cometió un delito que robó o mató o que simplemente no cumple las normas sociales de la época.

 Hace 50 años una madre soltera era la vergüenza de la familia. Hoy en día una mujer puede ir libremente a un banco de semen y ser madre. Los tiempos cambian y el mismo hecho que antes era punible o vergonzante, ahora se acepta. Ser madre no es un estado civil. No existen madres solteras ni madres casadas. Madre es la mujer que trae vida a la vida y todas ellas son dignas de nuestro respeto.

Otras veces se excluye a una persona por miedo. Por ejemplo en el caso de la locura, la demencia, a esa persona se la aparta de la familia.También se excluyen a aquellas personas cuya pérdida causó un dolor tan grande, que no se le hizo el duelo. Las muertes prematuras, por enfermedad o accidente, los abortos, los destinos trágicos, al suicida ni se le nombra, y de esta manera, también son apartados del sistema… “Es tan grande el dolor, que no puedo llorar”… cantaba Carlos Gardel.

También recuerdo un caso en consulta. Mi cliente llevaba una gran rabia que él era consciente que no era suya, que no tenía razón de ser y que le afectaba en sus relaciones personales. El hombre  llevaba el nombre de su abuelo paterno que murió en el frente, en nuestra guerra civil española, luchando en el bando republicano. En la época de la postguerra, por miedo a la represión, se evitaba hablar del abuelo, ni su viuda ni sus hijos querían ser asociados con el, por miedo a acabar en la cárcel. . En la sesión se vió el amor tan grande que sentía este hombre por su abuelo, lo profundamente unido que se sentía a él y la rabia y el dolor que llevaba en su alma por tal injusticia, por tal exclusión..

En ocasiones es el rencor que queda tras una ruptura de pareja. El progenitor que impide el derecho de visita o no permite que los hijos tengan su foto en el dormitorio o que critique al ausente esperando que los hijos sean juez y parte, le está vetando su derecho de pertenencia al sistema familiar, con el consiguiente daño. Un hijo ama incondicionalmente a su madre y a su padre. Cuando un progenitor habla mal al hijo del otro progenitor, le parte el alma. 

Estas situaciones entre otras, se dan en el seno de la familia. Los “secretos del sistema”, lo innombrable, lo oculto, lo que separa y que al nivel del alma, se sabe.

Muchas dinámicas de fatalidad y de que el amor y el bienestar no se logren, tienen que ver con excluídos y con una mente grupal que anhela que el alma familiar  esté completa.

constelaciones familiares en malaga, marbella, sevilla y cadiz La segunda ley habla de la jerarquía en función del orden de llegada al sistema familiar. Bert Hellinger dice que lo que ayuda a alcanzar la felicidad, es que cada cual esté en el lugar que le corresponde.

Que los padres ocupen el lugar de los padres y que los hijos ocupen el lugar de los hijos. En este sentido se dice que los padres son los grandes frente a los hijos que son los pequeños. Y en la pareja, que sean igualmente adultos, es decir, iguales y situados hombro con hombro.

La mujer que de niña sintió que le faltó su madre, por muerte prematura o por ausencia afectiva, inconscientemente busca a la madre en su hija.

Cuando a un hijo se le mira como si  afectivamente tuviese que hacer la función del padre del padre o afectivamente ocupa el lugar del esposo ausente, existe un desorden dentro de la familia. En otras ocasiones toma el lugar de la pareja invisible de uno de los progenitores, esos amores perdidos y anhelados que no llegaron a materializarse.

En algunas ocasiones  los hijos se quejan de sus padres porque se sintieron abandonados o maltratados en la infancia. Indiferentemente del compartamiento de los progenitores, los hijos recibieron la vida, el regalo más grande. Y en ese sentido lo sano es agradecer a los padres la vida que nos llegó a través de ellos, honrarles y  respetarles tal y como son,  sin pretender cambiarles. Por otro lado la responsibilidad, si hubo hechos punibles acaecidos dentro del ámbito familiar, es de los padres y con ellos queda. Los hijos no juzgan. Esa es la posición sana.

Otro caso sería si por ejemplo,  tengo una pareja que estuvo casada antes. En estos casos hay que respetar el orden de llegada a la vida de esa persona. Antes de mi hubo otra mujer y agradezco a esa mujer que ahora ese hombre pueda estar conmigo. Y si mi pareja tiene hijos ellos están antes que yo, simplemente porque llegaron a su vida primero.

Y finalmente la tercera ley habla de las dinámicas en el dar y el recibir. Cómo es el proceso de tomar, ya que la vida se sustenta en el flujo del dar y el recibir.  Ese es el equilibrio sano entre iguales, en todas las relaciones que establecemos, salvo en el caso de la relación de padres e hijos. Sobrevivimos porque nuestros padres nos dieron mucho y ese es el desequilibrio natural para que la vida fluya. Los padres dan y los hijos reciben.

Y en la vida adulta nos mantenmos sanos y fuertes porque intercambiamos entre iguales, de una manera que nos hace bien. Los hermanos, los amigos, la pareja, los compañeros de trabajo y todos los círculos sociales a los que pertenezcamos.

Este es el equilibrio positivo y sano en el intercambio entre personas. Si yo siento que me dan, lo agradezco, lo tomo y surge en mi el deseo de devolver al otro un poquito más de lo que yo recibí de el y cuando pueda, en cuanto surja la ocasión, lo materializo. Y esta relación crece y se alimenta una y otra vez.constelaciones familiares en malaga, marbella, sevilla y cadiz

Pero, ¿Qué pasa cuando alguien se siente dañado por el otro en una relación entre iguales? Una reacción bastante común es sentirse herido y desde el rencor, con derecho a devolver el daño amplificado. El otro que recibe más daño del que infringió, se siente con derecho a devolver todavía más y las realciones entran en un equilibrio en negativo, en bucles de destrucción que se retroalimentan.

Bert Hellinger dice , " no  hay peor perpretador que una víctima con derechos"

¿Cómo salir de esta dinámica? La solución llega a través del diálogo, cuando cada uno expresa sinceramente como se siente en la relación, lo que duele, lo que daña y también escucha al otro y se hace responsable de la parte que le corresponde.

¿Y cómo se restituye la relación? Para repara el daño que yo infringí, simplemente hago algo a favor del otro que le beneficie, que le guste y que a mi me suponga un esfuerzo. Si la otra persona lo toma y lo agradece, la relación se restablece.

Estas leyes sistémicas permiten que la vida fluya hacia adelante y en ellas se basa la terapia. Se aplica  tanto en sesión individual como en sesión de grupo y los resultados son sorprendentes. Nuestra mirada cambia, se amplía y nos volvemos más comprensivos, más sabios. En definitiva nos sentimos más felices y en paz..

Un sistema familiar intenta por todos los medios mantener la dignidad de todas las personas que lo conforman, haciendo frente a los sucesos existenciales que golpean a todos sus miembros para sentirse completo. Cuando hay un desorden, se trabaja en terapia para que todos los miembros del sistema ocupen el lugar que les corresponde, el amor fluya de nuevo y el beneficio llega a todos.

 

 

María Adela Miguélez Cruces,

 5 de diciembre de 2014

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