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La Escuela de la Vida

 La Escuela de la Vida.

 A la Vida venimos a aprender lecciones, cada cual las suyas. Y la final, después de muchas experiencias, de idas y venidas marcándonos objetivos, metas, expectativas, después de muchos sueños e ilusiones, de muchos caminos recorridos, nos damos cuenta de que lo que importa es ... el amor. El amor  que damos y el amor que nos permitimos recibir. Las experiencias de amor hacia uno mismo y hacia los demás, es lo que en definitiva nos da la ansiada felicidad.

Cuando abro mi corazón al Amor, la Vida me sonríe

Cuando surgen dificultades en nuestras relaciones personales del presente, es necesario tomar conciencia de nuestras relaciones de infancia. Ten en cuenta que la madre es la primera relación en la vida de un niño. Si no estoy en paz con lo vivido con ella, lo "proyecto" en mis relaciones afectivas del presente y del futuro, cuando algún aspecto de la persona con la que me relacione me "recuerda" lo doloroso,  lo traumático, lo vivido con mi madre. También es sumamente importante la relación con el padre, nuestro primer referente masculino.

 

En situaciones de cambio, cuando fallece un familiar o desaparece de nuestras vidas alguien que amamos profundamente y hay temas inconclusos y vivencias dolorosas negadas con esa persona, es posible que aparezcan "implicaciones" en nuestra vida presente que, de alguna manera, nos condicionan en nuestras actuaciones futuras. Es un mecanismo reflejo, un piloto automático que toma el control en algunas de las facetas de las relaciones que establecemos  y nos pone a la defensiva. Nos aisla, nos separa de los demás o simplemente no nos permite expresarnos con espontaneidad y confianza; en definitiva, ser la persona auténtica que realmente somos. Y nos construímos un personaje (una personalidad) para tratar de esconder nuestra vulnerabilidad.

Hay caminos en la terapia para llegar a esas experiencias del pasado y limpiar las que resultaron traumáticas. El proceso puede hacerse tanto en sesión de  grupo como en sesión individual.Cuando tomo conciencia de todo ello, cuando recupero la capacidad de narrar mi historia emocional, de hacer el duelo, de recuperar esas partes de mí olvidadas y de integrarlas, recupero mi centro y mi equilibrio interior.

 

Hasta que no mire y acepte lo que me produjo dolor, la historia se repite una y otra vez 

Cuando trabajo en sesión individual me apoyo  en representaciones con muñecos sobre una mesa o en la terapia  regresiva (regresión es regresar, es un recordar sensorial, un viaje en el tiempo a través de tus recuerdos para acceder a esas emociones que quedaron "congeladas" dentro de ti y que tienen que ver con tus  experiencias traumáticas del pasado no resueltas).

 En la medida en que acepto que la Vida nos da, la Vida nos quita, en la medida en que me permito expresar todas las emociones que surjan de mis  experiencias dolorosas,  puedo hacer el duelo, encontrar el consuelo, pasar la  página y cerrar ese capítulo. Así poco apoco, voy reescribiendo el guión de la historia de mi vida. Y me doy cuenta de que la Vida sigue y trae nuevas personas y nuevos amanaceres. Me doy cuenta de que yo soy el guionista, el director y el actor o la actriz principal de la película.  

Llegada a cierta edad en el desarrollo humano, todos tenemos una parte adulta, sabia y responsable que tiene la capacidad de cuidar de nosotros mismos, de resolver las situaciones cotidianas y las adversas,  de darnos el autoapoyo necesario para cubrir nuestras necesidades personales, afectivas y materiales. Pero también llevamos una parte de nosotros que se sienten vulnerable, frágil, a veces perdida, incapaz, desbordada, otras insegura y/o desconfiada. Es lo que en terapia llamamos nuestro niño interior herido. Se congeló, se paró en el tiempo y no creció. Desde ese lugar,  reaccionamos como niños pequeños asustados. 

Esa experiencia de estar partidos, de estar divididos por dentro en ciertas situaciones, o ante una toma de decisión,que de alguna manera nos conecta con experiencias traumáticas vividas tiempo atrás, generalmente en la infancia, es lo que se conoce como neurosis.  Y surge en nosotros esa sensación de contradicción interna entre lo que pienso, lo que siento, lo que digo, lo que hago y lo que me gustaría hacer en realidad y no llevo a término. Quzás lo hayas vivido en alguna ocasión.

En el proceso de una  terapia creamos un espacio seguro para  que  nuestras partes internas se expresen, se escuchen, dialoguen y lleguen a un acuerdo. Y así, poco a poco, nos volvemos más compresivos con nosotros mismos y con los demás. No somos tan racionales como nos contaron. También somos emocionales y nuestro mundo  inconsciente  nos condiciona. "Conócete a tí mismo", la frase famosa del Santuario de Apolo, en Delfos, qué  gran verdad!.El camino de la sabiduría es el camino del autoconocimiento.

 Cuando acepto mis contradicciones internas con amor, mi niño interior crece, crece, crece en seguridad y confianza. Y conecto con  esa comprensión de que la Vida y sus acontecimientos son experiencias, unas fáciles y otras difíciles y que tengo los recursos y las capacidades necesarias para vivenciarlas, para sostenerlas y aceptarlas, aunque no entienda el porqué de los acontecinientos. A veces la Vida nos saca de nuestra zona de confort  (una pérdida de trabajo, una ruptura de pareja, una pandemia..) que marca un cambio de rumbo, un golpe de timón inesperado, que nos pone a prueba y nos obliga a reinventarnos. Elaborar la pérdida, buscar nuevos caminos, conectar con nuestra entereza, con nuestra fuerza interior,  soltar, partir y... abrirnos a lo nuevo. Y cuando miramos hacia atrás nos damos cuenta  de que ....

"Detrás de una aparente desgracia hay una lección de vida y una bendición escondida, pero quizás haya que haber esperado un tiempo para verlo"      

Y con esa confianza en la Vida, que nos trae y nos  lleva , en las sincronías, las casualidades y en las serendipias: esos maravillosos tesoros que encotramos en el camino por casualidad sin esfuerzo, cuando no buscábamos nada, vamos haciendo nuestro camino.  En cada tramo de ese camino, nos acompañam personas.Y es el amor que  damos, ese amor que compartimos  lo que da sentido a la experiencia de vivir aquí, en el planeta Tierra. Conforme maduramos y cumplimos años, comprendemos que esas personas quizás en un momento dado desaparecerán, porque   decidan dejar  de acompañarnos o porque les llegue la  hora de hacer su viaje definitivo. Y la experiencia dolerá, y hará falta un tiempo para hacer el duelo y aceptarlo. 

Cuando recobramos la calma,tras la experiencia de la pérdida de la presencia cotidiana en nuestro día a día de esa persona, y aceptamos la situación,  nos damos cuenta de que aquellos que amamos están siempre con nosotros, en nuestro corazón y en nuestros recuerdos.  Cada uno tiene su lugar.

Ya no buscamos que la otra persona desde afuera nos haga felices, porque comprendemos que sólo uno mismo  tiene la capacidad  de crear su propia felicidad. La felicidad se construye con el  agradecimiento de lo vivido,  del tiempo compartido,  de las confidencias, la presencia, las risas, los abrazos, los gestos de cariño que nos brindaron y nos brindan todos y cada uno de los compañeros de viaje que nos acompañan durante cada  tramo de nuestro camino. 

"No estoy solo. Siempre estoy conmigo y en mi corazón me acompañan las personas que amo"

 Lo que consolida una relación, es el modo de relacionarse, el respeto, el cuidado mutuo, el apoyarse, el mirar en una misma dirección, en definitiva ser feliz haciendo feliz al otro (sin el descuido de uno mismo), manteniéndose  unidos en los mejores y peores momentos. Todo esto construye una base sólida para afianzar los vínculos afectivos que establecemos.

Estar solo es  una forma de conformismo. Prefiero resignarme y estar solo en vez de mirar  lo doloroso, lo que se vive como pérdida  El verdadero trabajo con uno mismo está relacionado con una actitud valiente de aceptar que la Vida es efímera y sorprendente. No controlamos sino que somos llevados por ella.  

Para entender el sentido de la Vida es necesario dejar de temer al amor y atreverse a experimentarlo en todas las interpretaciones que el ego te mostrará, en todos los tipos de vínculos y relaciones que establecerás . El amor no duele, lo que duele es la expectativa que generaste a su alrededor.

 El amor es necesario, por supuesto, es imprescindible pero hace falta también consciencia y sabiduría. 

AMAR es una decisión.
AMAR es dedicación y entrega.
AMAR es un verbo y el fruto de esa acción es el Amor.
AMAR no solo se refiere a tu pareja, sino a cualquier persona que comparta tu destino (padres, hermanos, amigos, hijos, compañeros de trabajo, vecinos...)
AMAR significa Aceptar, Valorar, Respetar a la persona que tienes ante tí porque Sí, porque te sale del corazón, porque has decidido darle tu Amor.

Y todo eso te hará FELIZ por AMAR.

El Amor es como un ejercicio de jardinería. Arrancas lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, se paciente, riega  y cuida el terreno. Estate preparado porque habrá plagas, sequías o aguaceros, más no por eso abandones tu jardín. Vive la experiencia.

 

María Adela Miguélez, 25 de febrero de 2022

 

 

 

 

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